No es posible esquivar este cuerpo de tierra,
no es posible olvidarse de los ojos, los labios,
el cuello y las mejillas y los brazos y el pecho
y los pies y los muslos y el vientre y la cintura
y el alma repartida
por todo nuestro cuerpo
como el sexo,
una piel más sensible y brillante, un perfume
hondo como el deseo.
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