¿Hay alguna diferencia, acaso,
entre las piedras y los pasos?
¿Quién atropella primero
y quién cede el espacio
para que el otro camine?
La lentitud del hombre,
su torpeza
y la existencia azul de los silencios
se funden quietamente,
se hacen polvo,
tierra y sedimento.
¿Y qué pregunto ahora, si ya sé cómo se llega?
Un lamento a la izquierda,
dos cuadras adelante
y al final
unos se van camino adentro,
otros se pierden y se olvidan.
Queda la piedra, el árbol,
la nostalgia
y la soledad absurdamente vieja de los niños…
Entre flores y hormigas se abren puntos invisibles
por donde envejece la alegría.
¿Quién atropella primero,
quién se lanza, quién se queda, cuál de los tontos
y de los tantos?
Quiero saber de uno más que aún se atreva.
Añadir un comentario