El verdadero mérito de muchas acciones consiste en saber esperar.
Saber esperar es, en muchos casos, uno de los grandes méritos
de ser hombre.
Es preciso especializarse en esperar
un turno,
un día,
una escena,
el momento.
Entretanto, esperar.
La gente pasa.
Es preciso seguir esperando.
El pensamiento persigue a la voz que atravesó la tarde
o al sonido de unos pasos que se acercan,
se paran,
vacilan
y, por fin, se pierden.
En la espera se sueña,
se alargan amores,
se manosean recuerdos.
Una historia progresa a fuerza de desechar posibilidades
que juntas
serían otra historia.
Es posible vivir todas las posibilidades
mientras se espera
lo único posible.
El tiempo pasa.
El verdadero mérito de muchas acciones consiste en saber esperar.
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