in memoriam Hans Stephan
No el muro lateral ni el cielo blanco,
los gorgojos al fondo
y la ruda tan densa. No al final
de todas la visiones.
No el gajo de limón en los pantanos
o el tufo del carburo.
No el fofo bamboleo del mosquito
donde empieza la selva
y la gran confusión.
Más bien el rostro amado,
esos poros pequeños, piel de playa
y brillos de salmuera en el poniente.
Un aire muy ligero, sin frituras,
la cama bien tendida,
las rodillas holgadas,
la manta leve y fresca.
Las uñas cortas de la mano amada
sobre el lomo en pavor de los rebaños.
Kyrie eleison
Christie eleison
Kyrie eleison.
Un ciervo azul y calmo como el hielo
sea certeza de la resurrección.
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