a Dalia, por salvarme con una manotazo de poesía.
¿Acaso se puede vivir con las gavetas vaciadas, el pelo revuelto,
la sombra marchita?
Soy un perro
poseo únicamente mi dolor
y todas las calles de la tierra
No ladro
Unicamente muerdo
No tengo pulgas no ardo en jiote el moquillo
no podrá acabar con mis días
Soy la muerte y no necesito de disfraces
No orino las paredes:
Orino el dinero de la gente
Las costumbres de la gente
Las máscaras de la gente
¿Acaso se puede morir cuando se es dueño
de un planeta entero?
Todo ha sido pintado con este insultante color negro
Sangre muerta
Reconozco el río por el chapoteo, pero
¿No es también líquida la baba de los perros rabiosos?
Soy un perro
lo sé porque respiro el suelo omnipresente
No seré un simple dato verificable
mientras me asista el rumor de la poesía
Ella lo ha dicho:
«nadie es estadística si pronuncia tu nombre»
Y Ella dijo «Otoniel»
Yo dije «Perro»
La soledad calló y cayó la noche
¿Acaso se puede morir
si hay alguien en el mundo que pronuncia tu nombre?