Sobre la negra tumba recostado
está el anciano Young; contempla atento
bajo la losa todo su contento,
porque nada la Muerte le ha dejado;
Con lágrimas su rostro está bañado,
y temblando su cuerpo macilento;
sólo consta de un ay su triste acento,
que resuena en el techo embovedado.
¡Supremo Ser -exclama-, que, subido
sobre el cerco de las estrellas prodigioso,
ves con tedio al que gusta de esta vida!,
¿cuándo será mi espíritu impelido
de tu potente diestra, y con reposo
hará junto a tu trono su manida?
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