casi para María Luisa
Una precisa amonestación de huesos
es la cara
y cierta
apurada solicitud; el aire o el polvo
del que se excusa.
Un afán metido, algo de aguacero
en otra parte de la ciudad,
el rumor de un nudo recién
desatado.
La entrega intacta de las cosas
como si hubiera pasado de largo por la vida.
La palabra desafiante
que lentamente se oculta
como un relámpago
envainado.
*
Hay una temporada para la apertura
de las enormes adormideras,
y por todas partes surge
esa porción de pájaro que nos pertenece.
La mano que se acerca a tocar
todo lo que se le ofrece
provoca su último y más lento
parpadeo.
Añadir un comentario