RINCÓN DE LA SANGRE de Emilio Prados

Tan chico el almoraduj
y… ¡cómo huele!
Tan chico.

De noche, bajo el lucero,
tan chico el almoraduj
y, ¡cómo huele!

Y… cuando en la tarde llueve,
¡cómo huele!

Y cuando levanta el sol,
tan chico el almoraduj
¡cómo huele!

Y, ahora, que del sueño vivo
¡cómo huele,
tan chico, el almoraduj!
¡Cómo duele!…
tan chico el almoraduj
Tan chico.

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