El nocturno abecedario
que nos habla en su dialecto
del insecto que en las noches
y en insomnios acompasa
sus rumores en sordina
con la ruina de la casa.
La puntual destiladera
conque ritmos de clepsidra
nos hidrata la emoción
con la nota de la gota
que al caer sobre del agua
dentro a la húmeda tinaja,
metaliza una canción.
Los ladridos que a la luna
lanza un famélico can;
los pasos que a media noche
oímos pasar por la acera
sin saber a dónde irán.
Y el ratoncillo que roe;
y el reloj que dio la hora;
y el viejo mueble que cruje
y las sombras en derroche.
El viento entre las rendijas…
¡Rumores de media noche!
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