Saludemos a la muerte;
en la palma de la mano no sostengamos ónices.
Llamémosle:
libro de silencio,
pórtico terminal de la esclavitud,
escritura feliz de la opacidad,
luz que desata y nombre de la alegría.
Saludemos a la muerte;
no les demos cobijo a Bach ni a Joplin.
Contemplemos
su hermoso rostro a nuestro lado.
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