Si con Noviembre un penetrante nardo ahogara los temblores de mis sábanas. Si lágrimas de lluvia diluyeran
sucesos anteriores, y de mis ojos cayeran como hojas de otoño, desnudándolos. Si el tiempo desandase
hasta cuando era inocente todavía y quieto y transparente. Y si, además, pudiera apresurarse, desplegar el velo
que mi mirada contuviera, antes de que la suya alcanzara. Antes de que sus ojos sorprendieran en los míos
el hechizo de Lucifer.
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