Señor en sus obras magnifica,
Hasta que de una cabra los balidos
Nuevos placeres a gozar la inclinan.
Cerca de la cascada, en un repecho
O ue en tosca, pero hermosa simetrIa
Forman rudos penascos, un aprisco
De baladoras cabras se divisa.
Aill del dulce pasto retiradas
Las juguetonas y ágiles cabrillas
Forman un espectáculo vistoso,
Y con nuevo placer el cuadro animan.
Acá una cabra, echada quietamente
El pasto que arrancó rumia tranquila,
Allá otra, encaramada en un peñasco
A las demás ufana predomina.
Una en dificil puesto, mal segura,
Doblando el cuello, la pezuña hendida
Aiza, y la frente rasca, mientras otra
Trepando por all la precipita.
Otra parada, la abundosa teta
Presenta a su inocente y tierna crIa
Que alegre corre y por debajo viene
Y el dulce nectar bulliciosa liba.
En otra parte un grupo de cabritos,
Ora con pieles cándidas y limpias,
Ora de negro y blanco matizadas,
Junto a las madres juguetones triscan.
Alli un cabrito que perdió a la madre
Balando la reclama y solicita;
Ella al reclamo desolada corre,
Lo busca, lo conoce y lo acaricia.
Más allá . .Pero cómo neciamente
Osa la encantadora perspectiva
Mi labio describir, que aill presenta
Naturaleza toda embellecida?
El alma al contemplar tantas bellezas,
Inundada en placeres y delicias,
Sensible a su primor, sabe gozarlas,
Empero nunca acierta a describirlas.
iFeliz mil veces el mortal dichoso
Cuya alma dulcemente enternecida
Sepa gozar los bienes, oh natura,
Que abundosa en el campo le prodigasi
Señor en sus obras magnifica de Anastasio de Ochoa
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