Síntesis de cuervo
nuestra memoria agita
su bandera inagotable…
Sangre pelada de la tierra,
nuestras personas: función aracnida.
Vamos así dentro del ritmo,
desconociendo los rostros.
Pauta del tiempo que se cobra solo.
Rezumo en el nervio
de serpentinas cloacas.
Reptiles rectilíneos,
los cuervos se delatan.
Trataran de acercarse en mi interior
mas puro los insípidos cuervos
de la noche ensangrentada.
Intentaran sabotearme. Provocarme.
Y se irán acercando
entre sus plumas, batiendo sus alas,
acariciando el polvo
que mis sandalias dejan,
«evitando», segun ellos,
el peligro que presenta para ellos
mi palabra.
Creerán seducirme
con sus estúpidos halagos.
Sembrarán la discordia.
Pondrán duda entre los dientes,
¡calumnia tras de mi espalda!
¡Ah, cuervos de la larga noche!
No han de poder conmigo,
pues ahora es el mañana.
Mi rebeldia se les escapa
por entre las piernas
sin entrar, ni por un momento,
en sus apestosas cloacas.
Genuina es mi fuerza,
y árbol de sangre
fermentada es mi palabra.
Sin entrar en «su» guerra,
camino desnuda,
y llevo pólvora en mi garganta.
No soy de ustedes.
Ni me han de tener consigo,
pues soy testigo de mi tiempo
y a nadie voy atada.
Libre en lo que cabe,
y rebelde desde el fondo,
mi posición me pertenece
pues soy de ustedes
y de los otros,
los dos ojos de la cara.
Nadie me cuenta cuentos
aunque creo con vehemencia
en las hadas.
Tormenta es mi dolor.
De olor a madres descuartizadas.
Fuego, luz y sonido,
¡rayo feroz mi guerra que me estalla!
Sola voy, desnuda de mis huesos,
y llena de madres ametralladas.
Pero las sangre de mi tiempo
se cobrarán un día sus alas.
Y aunque no tengo acuerdo con ellos,
los pongo a salvo en mi palabra.
Porque mujer soy,
y tengo vientre,
y senos de leche helada.
Palabra es mi presencia:
testigo de sus aldabas…
que he de romper con mi voz,
pues fuerte soy de la vida y la vida…
conmigo, señores, y con estos miles
de muertos, sepultados para siempre
en la imbécil vergüenza de sus caras.
Quién conmigo se atreve a no ser nadie
y tener nada?
Quién conmigo y el hombre?
Quien, por la existencia del mañana?
Serpentinas cloacas de Claudia Herodier
Añadir un comentario