Siente la soledad del adversario
frente a su copa de coñac, su poco
de entereza (orgullosa
mentira) mientras mira la idiotez de la suerte
dispuesta en varios cofres
gigantes, cuando entra
su mujer: ¿Se ha dormido
la niña? Si volviera
pronto el mayor podrían
salir a tomar algo. Dame un poco
de masaje en los pies: estoy rendida.
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