Si pudiéramos decir:
el árbol, simplemente,
sin viento que lo inquieten,
sin pájaros que lo pinten. 
Y luego,
la mujer, simplemente,
sin adjetivos,
sin paisaje que la desnude. 
Después,
el hombre, simplemente,
sin miedo que lo agigante
ni sombra que lo entretenga. 
Si pudiéramos decir:
el árbol, la mujer y el hombre,
simplemente,
sin vientos, sin pájaros, sin adjetivos,
sin paisaje, sin miedo y sin sombra. 
Simplemente.
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