¿Qué dices, niña, qué haces diariamente?
¿Me recuerdas? ¿Qué piensas? ¿Qué te apena?
¿No te aflige mi pena permanente
así como tu imagen me envenena?
Ante mis ojos siempre estás presente.
Tu amor, ardiendo, el corazón me llena.
Distante te contemplo y te oigo ausente
y ningún otro amor en mí resuena.
Están fijos tus ojos en mi mente
y tu risa y tu voz con que deliro
están en mí grabadas de igual modo.
Te siento mía y, si me siento ausente,
es porque vivo en ti y en ti respiro,
mi único bien, mi corazón, mi todo!
Versión de Andrés Holguín
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