A vosotras, palomas, hoy recuerdo
decorando el alero de mi casa.
Componéis el paisaje en que me pierdo
para habitar el tiempo que no pasa.
La más nívea de ustedes se posaba
a cada atardecer sobre un granado
y nevando en lo verde se quedaba
mientras pasase tarde por su lado.
Fuisteis la nieve alada y la ternura.
Lo que ahora sois, oh nieve desleída,
levísimo recuerdo que procura
rescatar por vosotras mi otra vida,
es el pasado intacto en que perdura
el cielo de mi infancia destruida.
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