Esta tibia chaqueta rumorosa
que mi cuerpo recoge entre su lana,
se quedará colgada una mañana,
se quedará vacía y silenciosa.
Su delicada tela perezosa
cobijará una sombra fría y vana,
cobijará una ausencia, una lejana
memoria de la vida presurosa.
Conmigo no vendrá, que habré partido,
y entre su mana lana entretejida
tan sólo dejaré mi propio olvido.
Donde alentará la gozosa vida
no alentará ni el más pequeño ruido,
sólo una helada sombra dolorida.
Añadir un comentario