Con ansia extrema de mirar qué tiene
vuestro pecho escondido allá en su centro,
y ver si a lo de fuera lo de dentro
en apariencia y ser igual conviene,
en él puse la vista; mas detiene
de vuestra hermosura el duro encuentro
mis ojos, y no pasan tan adentro,
que miren lo que el alma en sí contiene.
Y así se quedan tristes en la puerta
hecha, por mi dolor, con esa mano,
que aun a su mismo pecho no perdona;
donde vi claro mi esperanza muerta,
y el golpe, que en vos hizo amor en vano
»non esservi passato oltra la gona».
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