Soy un vagabundo solitario
Sin familia ni amigos.
Allí donde podría empezar la vida de cualquiera,
Es exactamente donde acaba la mía.
He probado suerte en el soborno,
El chantaje y el fraude,
Y he cumplido condenas por todo
Menos por pedir en la calle.
Hubo un tiempo en que yo era un hombre próspero,
No me faltaba de nada,
Tenía oro de catorce quilates en la boca
Y seda en mis espaldas,
Pero no confié en mi hermano,
Le hice caer en desgracia,
Y esa fue la causa de mis desdichas.
Lo que me llevó a desaparecer deshonrado.
Amables señores y amables caballeros,
Pronto me habré ido,
Pero sólo déjenme que les advierta una cosa
Antes de seguir mi camino,
Cuiden de estar libres de mezquinas envidias
Y no se guíen por el código de nadie,
Y guárdense sus juicios para ustedes mismos
O acabarán donde yo.
Versión de Antonio Rasines