Es la tarde gris y triste.
Viste el mar de terciopelo
y el cielo profundo viste
de duelo.
Del abismo se levanta
la queja amarga y sonora
La onda, cuando el viento canta,
llora,
Los violines de la bruma
saludan al sol que muere.
Salmodia la blanca espuma:
¡Miserere!
La armonía el cielo inunda,
y la brisa va a llevar
la canción triste y profunda
del mar.
Del clarín del horizonte
brota sinfonía rara,
como si la voz del monte
vibrara.
Cual si fuese lo invisibleā¦
cual si fuese el rudo són
que diese al viento un terrible
león.
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