Libre nací y en libertad me fundo.
CERVANTES
Tostada cima de una madurez,
Esplendiendo la tarde con su espíritu
Visible nos envuelve en mocedad.
Así te yergues tú, para mis ojos
Forma en sosiego de ese resplandor,
Trasluz seguro de la luz versátil.
Si aquellas nubes tiemblan a merced,
Un día, de un estrépito enemigo,
Mescolanza de súbito voraz,
Oscurecidos y desordenados
Penaremos también. Y no habrá alud
Que nos alcance en la ternura nuestra.
Esos árboles próceres se ahíncan
Dedicando sus troncos al cénit,
A un cielo sin crepúsculos de crimen.
Si tal fronda perece fulminada,
Rumoroso otra vez igual verdor
Se alzará en el olvido del tirano.
Y pasará el camión de los feroces.
Castaños sin Historia arrojarán
Su florecilla al suelo blanquecino.
Un ámbito de tarde en perfección
Tan desarmada humildemente opone,
Por fin venciendo, su fragilidad
A ese desbarajuste sólo humano
Que a golpes lucha contra el mismo azul
Impasible, feroz también, profundo.
Fugaz la Historia, vano el destructor.
Resplandece la tarde. Yo contigo.
Eterna al sol la brisa juvenil.