Te contemplo desnuda
Soy
un cuchillo redondo
que te apunta.
Se iluminan los cuadros Los más lejanos soles resplandecen:
tus muslos lentos se abren.
No existe un solo pensamiento
Sólo la claridad que nos habita
La decidida vocación del pedernal
que a embates repetidos
quemó la historia
con su llama.
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