Está detrás de todo, en el fondo de todo,
estropeándolo y manchándolo todo con sus
torpes manos.
Como una araña gigante e invisible que al menor
descuido te atrapa en su viscosa tela, vive
siempre al acecho.
Si te ve feliz, te pone trampas.
Si te ve luchar, te sonríe con malicia y te pregunta:
¿Para qué?
Aparece en cualquier momento y en cualquier
lugar.
Llega con su mirada vacía, con sus palabras vacías,
con su vacía existencia, y trata de seducirte y
de convencerte de que nada, absolutamente
nada merece la pena.
Lo grave es que casi siempre lo consigue.
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