Tengo un amor tan hecho, tan sentido,
que pesa como un cuerpo recordado;
es sombra, apenas sombra; es un delgado
consuelo día a día comprendido.
A veces cuando llego a estar vencido
yergue lo que hay en mí desamparado;
a veces, cuando vivo desolado
siembra su ley -¡revuelo!- en mi tejido.
Y es fresco, y es naciente, y me acompaña
-tal una edad distinta- procurando
ser ángel de mi sed, cielo, ventura.
Quiere que mariposa sea mi entraña;
y cuando voy gimiendo él va cantando
para debilitarme la amargura.
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