De nada le sirvió olvidar el olvido,
anular lo anulado, borrar lo que la goma
nunca borrara bien y ha quedado una mancha,
difuminada esencia de la cierta presencia.
Estuvo y fue.
Depositó su tacto sobre la superficie de una tibia memoria
porque no sirve nunca olvidar el olvido.
Que no se agita nunca y muere con nosotros.
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