Amplio solar de pena y amargura,
recinto para el llanto y la alegría,
larga tonada, larga travesía.
Viejo estribillo en clave de ternura.
Duro aguijón para la suerte dura,
ardua vereda la de cada día,
ancho portón para la misma vía,
hondo estallido en tiempo de premura.
Ruta sin fondo en la lejana infancia,
donde el azul peregrinaba un día
sin darnos cuenta de su gris fragancia.
Lanza en ristre, con firme rebeldía
va nuestra vida en fúlgida arrogancia
componiendo su propia sinfonía.
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