Espera, espacio al que nacemos,
codicia de las aguas previniéndonos,
obligados a imitar las ciudades
que erigen muros de contención
y puentes cruzando esos muros
aún después de largos años de calma.
El cálido sur hacia mí
impone esa barrera
y el sur-a-mi o la devastación
que arrastra la quietud.
Diez metros de piedras levantadas
no nos protegerán.
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