Cuando anochece y tibia
una forma de paz se me acerca,
es tu recuerdo pan de siembra, hilo místico,
con que mis manos quietas
son previsoras para mi corazón
Diríase: para el ciego lejano
¿qué más dará la espuma, el polvo?
Pero es tu soledad la que puebla mis noches,
quien no me deja solo, a punto de morir.
Somos de tal manera multitud silenciosa…
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