Si es linda la blanca luna
de luceros tachonada,
que se espeja en la laguna
desde el éter reclinada,
es más linda tu mirada.
Si es lindo ver, con donaire,
gasa de luz delicada
remecida por el aire
en la cortina azulada,
es más linda tu mirada.
Si es lindo tras los horrores
de la noche apizarrada,
ver los nítidos albores
de la aurora sonrosada,
es más linda tu mirada.
Si es linda la fecundante
lumbre del sol, coronada
por la bendición constante
del que la encendió en la nada,
es más linda tu mirada.
Si es muy lindo para el ciego
tirar la venda enlutada
y ver agua, flores, fuego,
a sus hijos y a su amada,
es más linda tu mirada.
Si es muy lindo al que sin huella
boga en la mar irritada,
mirar la polar estrella
en el Norte dibujada,
es más linda tu mirada.
Si es lindo al que en pesadumbre
tiene el alma infortunada,
que la esperanza le alumbre
con su luz abrillantada,
es más linda tu mirada.
Si es linda en la rutilante
bóveda, por Dios formada,
esa pléyade brillante
de astros de luz argentada,
es más linda tu mirada.
Si es muy linda la diadema
de luz de gloria bañada,
que está en la frente suprema
de la Virgen adorada,
es más linda tu mirada.
Si es lindo al dejar los males
de esta vida malhadada,
admirar los celestiales
coros, de excelsa morada,
es más linda tu mirada.
Si es linda de Dios la esencia
y de María inmaculada
la santa benevolencia
con la prole infortunada,
es más linda tu mirada.
. . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . .
Dios sin duda quiso ver
su gloria en ti retratada,
por eso, linda mujer,
tiene de Dios el poder
el poder de tu mirada.
Y si hay alguien que no crea
en un Dios todo consuelo,
deja que tus ojos vea,
y se formará una idea
de las delicias del cielo.
Yo que de Dios blasfemé
y en el cielo no creí,
cuando tus ojos miré
arrodillado exclamé:
¡Señor, ten piedad de mí!
Y aunque camino entre abrojos
y es de réprobo mi historia,
te adoro, mujer, de hinojos,
admiro a Dios en tus ojos,
y veo en tus ojos la gloria.