Una antorcha enemiga
alumbra, mientras duermes, el profundo
túnel que de mi amor a tu alma lleva.
Con invisibles puños
¿qué guardia la sustenta?
Quiero avanzar… Y me detiene un muro.
Pretendo entonces
retroceder y siento que una puerta
se cierra tras de mí siempre que dudo…
En pleno sol me quedo
-trémulo, terco, ciego- imaginando
no más el golpe brusco
con que, al cortar tu sueño,
me arrojará a la noche, sin antorchas,
otro invisible centinela mudo.
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