Pedazo de verde banco
que ocupo ahora otra vez…
Pienso en la ola y el pez
y el faro tuerto y blanco.
Yo tuve un día a mi flanco
otro río de calor,
alguna cintura en flor,
hasta en este propio asiento.
Hoy sólo me roza el viento,
blando, como ayer, de amor.
Si puede no escriba más
esta estrofa dura y leda,
celebraré la alameda
que no se acaba jamás.
El leve y vario chis chas
que hacen entre sí las hojas,
las últimas nubes rojas,
el río, negro del todo,
mi bastoncillo, mi codo,
y mis dos rodillas flojas.
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