He aquí este gesto escondido.
Buscaba un hogar. Tanteó rostros
distraídos, por ejemplo, el rostro
de una mujer que se sacaba un niño de entre las piernas
pero en aquel rostro duró poco tiempo el rostro
de un hombre preocupadísimo
con el acero volador en el instante
de un choque de automóviles se fue de su rostro
dejándolo solo eso duró menos tiempo incluso, el rostro
de un soldado disparando ráfagas de ametralladora no mucho tiempo y
el rostro de un jinete en el segundo
en que chocaba contra la tierra, los rostros
de dos amantes en los segundos
en que tanto se penetraban que olvidáronse
completamente uno de otro yeso estuvo bien
pero tampoco duraba.
Así pues el gesto probó el rostro
de una persona perdida en sus gemidos
un rostro de asesino y el momento áspero
en que el hombre rompe todo
lo que se le pone a tiro y es capaz de romper
luego se fue de aquel cuerpo.
Probó el rostro
en la silla eléctrica buscando una permanencia
de muerte eterna pero era demasiado plácido aquello.
El gesto
volvió a hundirse, desconcertado por el momento,
en el cráneo.
Versión de Jesús Pardo