En otro tiempo fue mi huésped,
mi inseparable compañero,
mi camarada. Compartía
conmigo mesa, cama y techo.
Como al hermano que no tuve,
le confiaba mis secretos,
y él me llevaba de la mano
por mundos mágicos y nuevos.
Me descubrió y abrió caminos
en la frontera de los sueños.
Me señaló ocultos tesoros
sobre los mapas de los cuerpos.
Con él, la noche estaba llena
de tentaciones y de vértigos.
Con él, tenía sentido todo:
el paraíso y el infierno.
Añadir un comentario