Usted es la culpable
de todas mis angustias
y todos mis quebrantos.
Usted llenó mi vida
de dulces inquietudes
y amargos desencantos.
Su amor es como un grito
que llevo aquí en mi sangre
y aquí en mi corazón.
Y soy, aunque no quiera,
esclavo de sus ojos,
juguete de su amor.
No juegue con mis penas
ni con mis sentimientos
que es lo único que tengo.
Usted es mi esperanza,
mi última esperanza,
comprenda de una vez.
Usted me desespera,
me mata, me enloquece,
y hasta la vida diera
por vencer el miedo
de besarla a usted.
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