¡Estar aún aquí
tan pegado a este suelo y respirando!
¿Cómo corresponder
la generosidad de los instantes?
Es posible que nunca alcance el don
de habitados sin más, ligeramente,
pero apenas el borde
¡qué dichoso me insiste, cómo, inmenso!
No he sabido llorar cuanto debía
y así voy viendo este vaivén de horas
sin saber dar las gracias, siempre en vilo.
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