Las torres más valientes
agachan la cabeza
cuando el otoño llega
con el plumaje acribillado.
En otoño los árboles
encienden sus ojos más tristes.
Otoño sin embargo era
cuando miré en tus ojos
comarcas donde ardía otro sol.
Agosto, el cojo malvado,
escupía las ventanas;
la niebla graznaba en los tejados.
Pero nosotros caminábamos
-oh praderas, oh puentes-
por países de diamante.
Tus veinte años saltaban como peces
y el corazón merlín se me saltaba.
En el palacio de las luciérnagas
bailamos danzas desgarradoras.
Hoy llega sin ti el otoño
y sin ti los crepúsculos desalentados
sólo saben ponerse sus viejos trajes.
Los pájaros idiotas
repiten verdosos
las canciones de ayer.
Lentas cruzan el cielo
las tardes astrosas.
Pobre el mundo:
sólo tú autorizabas lo maravilloso.
Vivir es largo.
Ave carnicera es la Melancolía.