Asciende a ti la luz del pensamiento.
Brota por ti la flor de mi alegría
y por tu amor enciende cada día
mi corazón su lámpara en el viento.
Que si pierdo tu imagen, al momento
la recobra en tu alma el alma mía
y tu rostro se vuelve melodía
de claridad en el entendimiento.
Amor incorruptible que no daña,
ni con halago de placer se viste.
En su diafanidad jamás engaña.
Por ti, sólo por ti, que por ti existe
-cristal que no se quiebra ni se empaña-
esta verdad del alma que me diste.
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