Ah, vida –carne mútila–
La de un desosegado:
Sentir la mano llena
De aprestar una forma.
Mostrar el alma abierta
Sin abrigar la rosa
Querer tenerte cerca,
Querer que tú me oigas,
Tener diez mariposas
Agitándose adentro,
Y no tener saliva
Para mojar y resbalar tu nombre.
Porque el suspiro viaja
En alargados túneles de sombra,
Y mis ojos, airados de no verte,
Se van tornando ciegos
Con ceguera de enfermo
Llorando ante la muerte.
Una venda invisible
Me retiene las manos
Y un amargo sudor de tierra negra
Me sube por las plantas
Y me quema los brazos;
Y este rojo que llora con mi sangre
Ya es un signo de espanto.
Ah, vida –carne mútila–
La del que tiene el alma
Curtida de insosiego:
Sentir la compañía
De Dios hecha perfume en silencio,
Oír como que caen las palabras
De la boca de un ángel
¡Y saber que es mi sombra la que me habla!
Versos del hombre insosegado de Antonio Gamero
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