En la calle tomada por el frío
y por los compradores de regalos
cruzamos unas palabras que me recuerdan
días de paciencia y desventura.
Una fotografía de entonces
tiene un fondo de árboles incandescentes
y una flor de humo deshaciéndose en el aire.
Tal vez no sabían a nada aquellas navidades
y sin embargo algo de ellas
se adhiere aún a los labios
parecido al sabor del desamparo.
Recuerdo ahora las aceras plateadas
alargando las noches como se alarga una espera;
nunca nos sentimos tan solos, ni tan juntos.
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