A Manuel Ponce
Escuchar el rumor bajo la aurora
del día que se abre a la espesura,
mirar la madrugada aún oscura
adelgazarse lenta en cada ahora;
estar ahí sin tiempo y sin demora
contemplando el espacio en su mesura
y sentirse atrapado en la atadura
de su exacto equilibrio que enamora;
y ser entonces árbol, agua y tierra
y luz donde la noche ya vacía
delinea los contornos de la sierra,
lo sabe aquel que vela a cielo abierto
en espera de Dios y de su día,
lo sabe sólo quien está despierto.
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