Cuéntame la verdad, sí.
Pero a ver cómo me la cuentas.
Voy a engañarte repetidamente de ahora en adelante:
en todos los momentos de escribir.
Sin una sola seña
de cómo van las cosas. Para que sólo sepas lo que pueda leerse
de los hechos:
señas y contraseñas, pendular.
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