Y si cada mañana
el miedo se cruzara entre las sábanas
azules de mi lecho
como disfraz pereza traslucida
de recuerdo
y de escarnio, tal vez,
o de fracaso.
Y si en las doce
quizás del mediodía, noche tal vez o noche
simplemente
no hubiese más cerveza ni rostros familiares
apretones
de manos que salvan nuestras vidas.
Y si mis labios
faltasen a la cita plenos de libertad
como
un descuido tuyo, sin más,
Amor
como un despojo en cada primavera.
Y si frente al adiós o entre las cuatro
paredes de mi cuarto
una mañana
desnuda y poseída, al fin,
mi alma
Amor, marcase los caminos:
la esquina de la vida,
Amor
una mañana…
frente a las cuatro paredes
o al adiós, etcétera.
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