Ya solo en mi corazón
desiertamente he quedado;
el alma es como una nieve
extendida sobre el campo,
la tierra desaparece,
el cielo niega el espacio,
las cosas que me rodean
rechazan la luz del hábito.
¿De qué me sirven los ojos?
¿De qué el aroma sin rastro?
¿De qué la voz sin el nombre
que se despoja del labio?
El tiempo de mi esperanza
es como tiempo pasado.
Ya solo en mi corazón
desiertamente he quedado.
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