Por tu vida, Lopillo, que me borres
Las diez y nueve torres del escudo,
Porque, aunque todas son de viento, dudo
Que tengas viento para tantas torres.
¡Válgame los de Arcadia! ¿No te corres
Armar de un pavés noble a un pastor rudo?
¡Oh tronco de Micol, Nabal barbudo!
¡Oh brazos Leganeses y Vinorres!
No le dejéis en el blasón almena.
Vuelva a su oficio, y al rocín alado
En el teatro sáquenle los reznos.
No fabrique más torres sobre arena,
Si no es que ya, segunda vez casado,
Nos quiere hacer torres los torreznos.
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