No enfrene tu gallardo pensamiento
Del animoso joven mal logrado
El loco fin, de cuyo vuelo osado
Fue ilustre tumba el húmido elemento.
Las dulces alas tiende al blando viento,
Y sin que el torpe mar del miedo helado
Tus plumas moje, toca levantado
La encendida región del ardimiento.
Corona en puntas la dorada esfera
Do el pájaro real su vista afina,
Y al noble ardor desátese la cera;
Que al mar, do tu sepulcro se destina,
Gran honra le será, y a su ribera,
Que le hurte su nombre tu ruina.
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