Al arrancarme la raís a la nada
Mi madre vió, ¿qué?, no me acuerdo.
Yo salía del frío, de lo incomunicable.
Una mañana descubrí mi sexo, mis costados quemantes,
mis ráfagas de imposible primavera.
A la sombra del árbol
de mi gran nostalgia ya comenzarían a devorarme,
ya comenzarían.
Sabedlo tú, Ondina ondulante del mar y alga efímera
de la tierra
Un hombre alto fue al cementerio
Espantó a un perro que ladraba
Su camisa de fuerza lo estrangulaba
Cayó estrangulado
Y yo he revelado su destino a todos mis amigos
A los que conozco sin saludar, a los que saludo
sin conocer.
Yo di muerte al estrangulado
A pesar de sus signos de indeleble fatiga.
Yo frisaba cinco años de vida
¿e engendró una cigarra en el verano?
Era un día maldito.
Mi madre no logró reconocerme.