Una vez más reaparece
el día de ayer, ya dado
por muerto y por enterrado.
Otra vez desaparece
el silencio y me amanece
otra vez a nuestro lado.
No sé si será pecado.
A mí no me lo parece.
En este día cualquiera
párate a ver cómo canta,
antes que me vaya fuera,
mi corazón en tu mano
y tu boca en mi garganta
por la mañana temprano.
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