Cazador entre los pinos,
al acecho de torcaces.
Otoñada.
Tus recuerdos son caminos
que regresan pertinaces
a la nada.
De mozo te conocí,
en este puesto secreto
vigilante,
como un ávido neblí,
por zarpar pugnando inquieto
desde el guante.
El arroyo entristecido
ha gastado con los días
sus riberas
y tus días el olvido
los ha trocado en vacías
parameras.
Cómo te burla el halcón,
cómo en el cielo de octubre
va tendiendo
redes a tu corazón,
cómo con ellas lo cubre
descendiendo.
Cazador, mal cazador,
toda herrumbre tu escopeta
temblorosa,
¿cuándo te pasó el amor
de claro con su saeta
silenciosa?
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