Burlando con frecuencia el vasallaje
de la tutela familiar en juego,
nos dimos citas, a favor del ciego
azar, en el jardín, tras el follaje…
Frufrutó de aventura tu aéreo traje,
sugestivo de aromas y de espliego…
y evaporada entre mis brazos, luego,
soñaste mundos de arrebol y encaje…
Libres de la zozobra momentánea
-sin recelarnos de emergencia alguna-
en los breves silencios, oportuna
te abandonabas a mi fe espontánea;
y sobre un muro, al trascender, la luna
nos denunciaba en frágil instantánea.
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